desde hace siglos,
su parte secreta sin parar,
va haciendo los mares de otros mundos.
algo le hacía irresistible: era su secreto (algo en su cuerpo). Se activaba por primera vez siempre, se revelaba ante le amante elegide, de alguna forma honrade. la confesión de un secreto envuelve a les pertícipes en un halo de misterio y de dicha, de exclusividad. la puerta hacia un placer desconocido, hacia una única forma de amar, es el secreto mismo del éxito y del fulgor, de le amante que es capaz de arrancarle la cabeza a sus seguidores crédulos.
Es imprescindible entonces el reconocimiento de que el secreto existe. y que vale la pena guardarlo. entre las partes del cuerpo que puedan contenerlo, con toda la integridad que se consiga. les sacrificades recibían la ofrenda con honradez y devoción, jurando mantenerse fieles en el delirio del amor.
elle sabía que era sobre todo aquello lo que le hacía imposible de rechazar. una vez que éste comenzaba a develarse, le amante quedaba cautive, ignorando incluso la existencia de otres conocedores y los matices de tal ofrenda.
le amante sorprendide baja la guardia, embobade ante la confidencia evidenciada entre gemidos, bramidos y promesas eternas. en su entrega desprevenida su cuerpo se relaja y cede ante un placer desconocido, potenciado por la dicha de lo extraordinario. la experiencia es irresistible.
elle confiaba en que los secretos de su cuerpo capaz de gozar de una manera desconocida por otres humanes, los secretos de su cuerpo distintos a los de los manuales de biología, los de la contra-biología y las películas porno, jamás serían revelados en su haber sido develados. años de silencio entre los gritos de placer se lo habían comprobado.
cada amante creía que era especial y que sabía exactamente la mejor manera de estimular la parte secreta y el secreto todo. no sólo eso. cada amante podía mantener secreto el secreto y la paciencia de lidiar por primera vez y con paciencia infinita con todo aquello. cada amante creía haber sido le amante elegide para conocer, gozar y secretar.
pero un día hubo une que no. que entendió por desgracia divina (en verdad, prefirió guardar el secreto de cómo supo lo del secreto) que no había sido seleccionade como le únique para descubrir el placer de le secrete señore. entonces, en vez de exponerlo, le amante humillade y harte de mentiras optó por echar una maldición: el secreto se haría tan grande pero tan grande, que se volvería imposible de sostener, evidente ante la mirada de les demás e inalcanzable por la confesión de las palabras.
así fue como el secreto de elle fue creciendo más allá de los límites de su cuerpo. acaso por ello mismo, ya no pudo contener el placer, que era el secreto, su placer y el de tantes. les otres amantes, no obstante, parecían felices ante la idea de una conquista enorme sobre su placer y comenzaron a comportarse de manera egoísta. lo más grave pasaría después: el secreto había cobrado unas dimensiones tan desproporcionadas, que cuando les amantes empezaron a coincidir en diversos lugares, al tiempo que le señore y su secreto emancipado, advirtieron rápidamente que el secreto era un secreto a voces, y lograron identificarse entre sí. para entonces, fueron perdiendo el interés en le señore y sus juegos de mente, que encontraron cada vez más pobres, evidentes y faltos de sofisticación. pero siendo cada cual partícipe de una porción de un secreto desproporcionado, el secreto placer se había extendido tanto hacia todo, alcanzando a tantas personas, que, por más que hubiesen sentido pena por le señore y el peso de su secreto, ya no había escape y todes eran en alguna medida y de alguna manera cómplices de ello.